Las transformaciones de los últimos años ocurrieron en todos los ámbitos de nuestras vidas. Entender qué está pasando con la cultura empresarial y la mentalidad de la fuerza laboral es la mejor arma para responder a las expectativas del futuro.
La crisis COVID afectó los comportamientos, pero no las expectativas de los jóvenes en relación con el trabajo: diversidad e inclusión, consciencia social, sustentabilidad, paridad, crecimiento, confianza, equipos y líderes inspiradores.
Se estima que para el 2025 los Millennials, una generación que considera el trabajo como un medio y no un fin, representarán el 75% de la fuerza laboral.
La fuerza laboral se está empoderando. Según una encuesta realizada por Korn Ferry, el 36% de los profesionales planea cambiar de trabajo en un futuro cercano porque la pandemia les permitió reevaluar lo que quieren por encima de lo que necesitan.
En 2022 hemos aprendido que existe mayor divergencia sobre lo que se considera un buen trabajo; la flexibilidad y la personalización están determinando las elecciones y los colaboradores buscan bienestar integral.
Con este contexto es importante que las empresas empiecen a tener en consideración dichos números y comiencen a re-pensar y re-diseñar sus estrategias en torno a al desarrollo profesional de sus colaboradores e implementarlo como parte de la cultura organizacional.
Los colaboradores están aprovechando las oportunidades que potencian su desarrollo, replanteándose sus prioridades y encontrando nuevas formas de compaginar la vida personal con la laboral.
Las organizaciones han buscado adaptarse a las nuevas demandas y necesidades tanto del talento como del entorno laboral.
Ambos, están descubriendo las necesidades y oportunidades de desarrollar perfiles más valiosos en la “nueva era”, con repercusiones a nivel personal y estructural.
Bajo este contexto, existen dos escenarios: potenciar las competencias de los colaboradores, y promover la movilidad interna, antes de salir a buscar nuevo talento.
Las encuestas globales muestran una brecha entre las habilidades y competencias que hoy posee la fuerza laboral y las que demanda el entorno.
En una encuesta de McKinsey, el 58% de los encuestados dice que cerrar las brechas de habilidades de la fuerza laboral se ha convertido en la prioridad.
Según Wiley Education Services, la mayoría de los líderes empresariales creen que para alcanzar mejor sus metas necesitan que sus equipos desarrollen y perfeccionen habilidades.
Estas circunstancias, exigen actualización y mejora en los colaboradores para desarrollar su potencial.
Esto se puede lograr a través de dos caminos:
1. Reskilling: Capacitación en nuevas habilidades para que las personas puedan responder a los desafíos de la época.
2. Upskilling: Perfeccionamiento de competencias y aprendizaje continuo para evolucionar dentro de un mismo perfil. Estos procesos favorecen la empleabilidad y significan una redistribución, liberación y desarrollo de la fuerza laboral actual.
Frente a este contexto, donde los colaboradores necesitan construir y mejorar competencias, las herramientas que la organización les otorgue cobran gran relevancia.
La capacitación y el aprendizaje continuo han respondido a la virtualización, orientándose hacia la híperpersonalización y la priorización de la vida personal.
A las organizaciones que logran desarrollar el talento mediante un sistema de aprendizaje, les funciona como herramienta para la atracción de talento y fidelización de los colaboradores.
La movilidad interna en las empresas es la transferencia interna de los empleados, cambiando de puesto de trabajo, de rol o de función, para que se desempeñen en otra área de la organización.
Esta práctica es cada vez más importante para la gestión de talento y el employee experience, ya que supone alternativas de desarrollo profesional y eleva la calidad de la carrera de los colaboradores que lo lleven a cabo.
En el ajustado mercado laboral actual, las empresas ya no pueden depender únicamente de la contratación externa. Necesitan hacer un mejor uso del talento que ya tienen y asociarse con otras empresas para expandir sus reservas de talento.
La movilidad interna se vuelve más importante porque ayuda a llenar las brechas de talento, a reducir los costos de contratación y fomentar la lealtad y empoderamiento de la fuerza laboral.
Las organizaciones pueden desarrollar la movilidad interna a través de programas especializados de capacitación, entrenamiento y desarrollo, pueden invertir en nuevas tecnologías que destapen las habilidades existentes.
Los líderes de diseño organizacional de Bain & Company informan que el 60% de los roles futuros de una empresa pueden ser ocupados por colaboradores actuales.
La capacitación de empleados acompañada con movilidad interna, ofrece a Recursos Humanos muchas herramientas para el desarrollo de individuos, a la vez que allana de forma intensa el camino del éxito empresarial, acorde a Harvard Business Review.
Las tendencias globales en trabajo y organizaciones muestran la necesidad de reenfoque poniendo a las personas primero, una inminente evolución hacia una cultura organizacional más humana en tiempos donde la tecnología desdibujó los límites de trabajo, la escasez de talento incrementa, nuevas regulaciones priorizan el bienestar y existe una alta exigencia de adaptación e innovación.
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