La cultura organizacional se compone de creencias, valores, hábitos, costumbres y experiencias aplicadas a todos los componentes de una compañía. El comportamiento de la empresa se verá afectado en la manera en la que se administren o se apliquen esas normas, creencias y hábitos. Lo que determina una cultura organizacional es la misión, la visión y las metas organizacionales, regidas por determinados valores y criterios de comportamiento.
Para que esto ocurra, es ideal que en las organizaciones haya una cultura de reconocimiento, crecimiento profesional y personal y comunicación. Cuando las personas se sienten reconocidas y sienten el impacto que tienen en la empresa, su productividad y compromiso aumenta.
La gestión del cambio es el proceso mediante el cual se gestiona la transición a una nueva realidad. Esta gestión necesita convencer y persuadir a los miembros a que logren trabajar en un nuevo contexto que traerá buenos resultados a la organización. Sin embargo, no es tan fácil cambiar la cultura y los objetivos de una empresa.
A continuación, compartiremos algunos pasos para gestionar el cambio de cultura en una empresa:
La empresa deberá crear este sentido de urgencia que les permita a los trabajadores querer ese cambio. Este paso es el que más tiempo requiere ya que se debe convencer a toda la organización acerca de la necesidad mediante estadísticas, números, testimonios e investigaciones del mercado actual. El verdadero desafío es llegar a convencer a los altos directivos y gerentes ya que estos tienen el completo mando de invertir tiempo y dinero en los cambios que se quieran realizar.
Este cambio tiene que estar liderado por varios personas que se encuentren 100% de acuerdo con que el cambio se realizará. De esta manera será más fácil esparcir el mensaje.
En esta etapa se deben definir los nuevos valores por los cuales se regirá la organización. La creación de una visión a corto y largo plazo sumado a la creación de una estrategia para ejecutar las acciones será fundamental para que los líderes conozcan el nuevo cambio y tengan claridad a momento de realizar los discursos.
Todos los miembros tienen que tener claridad sobre el propósito del cambio.
En esta etapa se deberá mirar la estructura orgánica para encontrar el punto de consonancia con la visión y objetivos a los que se quiere llegar. También se deberá identificar a las personas que se están resistiendo al cambio, conociendo sus puntos de vista e investigar qué necesitan.
Esto será con el objetivo de demostrarle a los miembros de la organización que el cambio se está realizando.
Esto tiene que ver con no quedarse conformes con los logros obtenidos a corto plazo. Se tienen que evaluar los puntos positivos y los aspectos a mejorar para poder fijar metas y generar el concepto de la mejora continua. También es importante seguir generando agentes de cambio que aporten a las acciones que hay que llevar a cabo.
Es fundamental que los líderes y nuevos integrantes de la organización sigan apoyando el cambio. Para generar mayor credibilidad en los cambios que se realizaron hay que hablar cada vez que sea posible de estos avances y los logros obtenidos.
Llevar a cabo una gestión del cambio requiere tiempo, dedicación y compromiso por parte de todos los miembros de una organización. La gestión del cambio va a tener éxito siempre y cuando se centre en las necesidades de los clientes internos y externos.